Reflexiones sobre los retos actuales de la interpretación del patrimonio

Publico hoy un resumen de mi intervención en la mesa redonda «Estrategias y recursos para la interpretación del patrimonio cultural» celebrada en el contexto de la III Jornada de Patrimonio Cultural, organizada por la Agència Catalana del Patrimoni Cultural (ACPC) con el objetivo de generar el debate y la reflexión sobre las confluencias entre patrimonio cultural y turismo. El moderador del debate, Josep Manuel Rueda, director de la ACPC, centró el debate en cómo la tecnología estaba afectando a la práctica de la difusión en los museos y centros patrimoniales, advirtiendo de los peligros del mal uso de la tecnología y de una deriva hacia discursos que huyen de manera voluntaria de hacer lecturas complejas.

Reflexiones sobre los retos actuales de la interpretación del patrimonio

En los últimos años he observado que la cuestión tecnológica se ha situado en el centro del debate sobre la museografía y la interpretación del patrimonio. Son numerosas las jornadas y los cursos que se le dedican. El trastorno que ha causado a las instituciones patrimoniales, casi siempre escasas de recursos, la aceleración tecnológica que implica la popularización del Internet móvil, de la geolocalización y de las diferentes formas de realidad virtual, son algunas de las causas que están en el origen de esta preocupación.

Mi punto de vista, sin embargo, es que la cuestión tecnológica es una cuestión colateral, muy interesante, sí, pero no una cuestión central. En mi opinión, lo que debería estar ahora mismo en el centro del debate es la cuestión del relato, es decir, de la cada vez más necesaria narrativa que deben desarrollar los museos y espacios patrimoniales para adaptarse a la idiosincrasia de sus usuarios, actuales, potenciales y futuros.

La voluntad de generar relatos en los museos y espacios patrimoniales ha existido siempre, pero generalmente el relato que se ha generado ha tenido un tono y un enfoque académico. Por el contrario, en los últimos años, parece que crece la necesidad de diversificar el relato y acercarlo a los gustos, sensibilidades y capacidades de los usuarios y es en relación a esta necesidad donde la tecnología está jugando un papel fundamental para dar forma a esta diversidad de narrativas, pues lo que también es cierto es que estas narrativas actualmente tienen muchos formatos posibles. Las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen a la museografía y la interpretación del patrimonio una variedad de herramientas que son muy útiles para generar contenidos diversos en un mismo espacio.

En relación a diversificar el relato, veremos que no se trata sólo de tecnología, de realidad virtual o aumentada, sino también de visitas teatralizadas, de escenografías, es decir de recursos que se utilizan desde hace mucho tiempo ¿Porqué esta necesidad de un nuevo tipo de relato? ¿Qué hay detrás de esta tendencia? Creo que, por un lado, hay una parte muy importante de experimentación de las posibilidades que ofrece la tecnología en cuanto a movilidad, geolocalización, creación de entornos virtuales o realidades superpuestas. Pero, por otro lado, y esto es lo que para mí es realmente significativo, lo que hay es una demanda, inconsciente quizá, de una nueva misión de los museos y espacios patrimoniales. Ya no basta con conservar y educar, también hay que enseñar a la gente a disfrutar del patrimonio. Esta nueva misión, que no debe sustituir a las otras dos sino añadirse a ellas, es la que debería servir como clave de bóveda en la creación de estrategias interpretativas para museos y espacios patrimoniales.

Ciertamente, la tecnología nos puede ayudar mucho a dar sentido al relato museológico y patrimonial. En los últimos proyectos museológicos en los que he estado trabajando, el Museo de Radio Andorra y el Museu del Suro (corcho) de Palafrugell, hemos decidido prescindir de los textos en la exposición permanente.

Centro emisor de Radio Andorra en Encamp

En el caso de Radio Andorra la idea salió de manera natural, un museo de la radio tenía que explicarse a través de la voz y no de la letra. En lugar de textos pensamos proporcionar a los usuarios del museo un «receptor» que contendría todos los contenidos. Este receptor sería un dispositivo Android y los contenidos se activarían mediante sensores de proximidad o ambientales (NFC, iBeacons). Este sistema permite ofrecer los contenidos con tantos idiomas como se quiera, permite ofrecer diferentes relatos para diferentes tipos de personas, además de permitir escuchar los audiovisuales en diferentes idiomas al mismo tiempo y, además, permite hacer accesibles los contenidos a personas con necesidades especiales mediante contenidos adaptados con audio descripciones y el uso de vídeos con lengua de signos y subtitulados.

Poco después de terminar el proyecto de Radio Andorra fui a visitar Lascaux IV que hacía unos meses que se había inaugurado. Allí pude ver en funcionamiento esta idea del «receptor», que en Lascaux llaman «acompañante virtual». Se trata de una tablet que te permite, en primer lugar, escuchar claramente las explicaciones del guía mientras visitas la réplica y, después, te permite acceder a los contenidos del espacio expositivo «El taller de Lascaux» y escuchar en tu propio idioma los audiovisuales de los otros espacios. Un aspecto relevante de mi experiencia en Lascaux es que todo el mundo entendió rápidamente el funcionamiento del dispositivo, ancianos, pequeños y medianos.

El acompañante virtual de Lascaux IV

Ni el»receptor» de Radio Andorra ni el «acompañante virtual» de Lascaux son audioguías. La audioguía en un museo, normalmente es un complemento de la visita y una manera de generar ingresos, en cambio lo que propusimos en Radio Andorra y lo que se ofrece en Lascaux IV no es un complemento sino una herramienta imprescindible, es la herramienta que permite la comunicación entre el museo y los usuarios, un museo que es más rico en medios de comunicación y en contenidos y que ya no se comporta como un sujeto pasivo sino que interactúa con las personas que lo utilizan.

La propuesta de prescindir de los textos no es fácil de asimilar de entrada pues está muy arraigada en nuestra tradición museográfica, pero sí es cierto que los avances tecnológicos en esta línea están suponiendo una revolución. De hecho, si nos detenemos a pensar un momento, cambiar los paneles con textos por un acompañante virtual no significa que desaparezcan los contenidos del museo, al contrario, se ofrecen en un formato más cómodo y se diversifican. Personalmente creo que uno de los aspectos que marcará el futuro de los museos es el de poder vivir en un mismo espacio diferentes experiencias. En este sentido, el Rijksmuseum de Amsterdam, es un ejemplo de referencia. El museo te ofrece pasear por las salas disfrutando simplemente de la contemplación estética de las obras, pero si quieres puedes seguir también alguno de los itinerarios que te aconsejan los conservadores del museo o si quieres puedes hacer un tour de descubrimiento familiar con la app del museo.

Visitantes en el Rijksmuseum de Ámsterdam

En resumen, el gran cambio que detecto que se está llevando a cabo en el mundo de los museos y del patrimonio es la creciente importancia que adquiere la creación de un relato en frente de la mera contemplación. Y hay que remarcar que la diferencia del relato museográfico y el patrimonial respecto del relato literario es que se construye sobre unos testimonios reales y no de ficción, pues los objetos de un museo o los restos arqueológicos son protagonistas dentro de los relatos que podamos crear.

La gran potencialidad de las nuevas tecnologías es que han facilitado y abaratado el coste de ofrecer contenidos diferentes pensados ​​para públicos diferentes en un mismo espacio. La novedad relevante es que desde el punto de vista de la comunicación disponemos de muchas más herramientas actualmente susceptibles de captar la atención de los usuarios y de interesarles. Pero lo relevante es que sepamos crear relatos interesantes. Es muy importante que sepamos crear relatos para personas con necesidades interpretativas diferentes, por tanto, un proyecto museológico debe implicar siempre una elección de diferentes tipos de públicos e imaginar diferentes experiencias para cada uno de ellos.

El cambio de chip necesario es entender que un museo o un espacio patrimonial no es sólo un contenedor de colecciones y de conocimiento sino que debe convertirse en un nodo de intercomunicación de este conocimiento con el mundo y sus usuarios. Tiene que ser un facilitador de experiencias de las personas con el patrimonio. Lo que no puede ser es que condenemos a los que no saben disfrutar del patrimonio por falta de formación o de motivación a que siguen sin disfrutar. Que visitar un sitio histórico sea una experiencia lúdica gracias a una app de realidad aumentada o de una visita teatralizada no equivale a visitar un parque de atracciones. La transmisión del conocimiento no es la única función del museo para con su público, también lo es la de enseñar a disfrutar del patrimonio. Por ello, el gran reto no es tanto la inversión en tecnología sino la inversión en gestión, en recursos humanos y en innovación en los museos y en las instituciones patrimoniales.

Para terminar quería insistir en esta idea de la nueva misión de los museos, la de enseñar a disfrutar del patrimonio. Ésto ya lo hizo ver Freeman Tilden cuando decía que mediante la interpretación se accede a la comprensión, que mediante la comprensión se llega a la estima y que gracias a la estima se fomenta la conservación. Es decir, que la interpretación es una estrategia de conservación preventiva prioritaria. Pero para hacer una interpretación eficaz se necesitan personas formadas profesionalmente en esta disciplina y ahora actualmente esta formación es muy precaria. La formación en interpretación será fundamental en el futuro hasta el punto que debería ser una especialización dentro del ámbito de la gestión del patrimonio. No basta con que sólo la gente del patrimonio nos dedicamos a conservarlo, hay que convertir a todos los usuarios del patrimonio en agentes activos de esta tarea ingente que es la de transmitir el legado de la humanidad a las generaciones futuras. Nosotros solos no podremos y la interpretación es la herramienta para hacerlo.

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