El territorio museo de Alghero o la búsqueda de un turismo sostenible

El territorio museo de Alghero o la búsqueda de un turismo sostenible (Publicado en J. FONT: «Casos de Turismo Cultural», Ed. Ariel, Barcelona 2004) 

Manel Miró i Jordi Padró

«Després de quatre hores de viatge des de l’eixida de Sassari s’arriba dalt d’un coll des d’on es domina la verda plana de l’Alguer. Qué bonica és la vista que es gaudeix d’allí! Les altes montanyes que van des de Monteleone a la Nurra es disposen en un semicercle els dos extrems del qual penetren en el mar, formant al sur el Cap de Poglina i al nord el Cap de Caccia. Darrera les montanyes i la costa s’extén el territori de l’Alguer, curat com un jardí, ple de vegetació exuberant on es barreixen els colors foscos de les oliveres amb el color clar dels fruiters i el rossejar de les vinyes.”

Eduard Toda, «L’Alguer. Un poble català d’Italia», Barcelona, 1888.

Presentación

El año 1996 empezó a gestarse el Territorio Museo de Alghero, gracias al apoyo financiero de la Dirección General de Política Regional de la Unión Europea a través del programa TERRA.

El proyecto nació de la inquietud de un grupo de profesionales del desarrollo local alguereses, aragoneses y catalanes por explorar nuevas vías de conocimiento y uso del territorio, de descubrir nuevos valores en la relación entre el territorio y las personas que lo habitan y lo explotan. El resultado fundamental de esa exploración debía ser el establecimiento de un modelo de integración de los proyectos de puesta en valor del patrimonio en las estrategias de desarrollo local en el área Mediterránea.

Se partía de una evidencia. Siendo como es el Mediterráneo Occidental uno de los lugares del mundo con mayor concentración de patrimonio cultural, sólo algunos grandes museos y conjuntos monumentales, centros de peregrinaje de miles de turistas, habían sido capaces de convertir su patrimonio en un atractivo turístico capaz de incidir en el desarrollo económico de sus territorios.

Por contra, durante las tres últimas décadas del siglo XX el proceso de desarrollo turístico había significado una amenaza para la identidad cultural y el patrimonio de los pueblos del Mediterráneo Occidental, un patrimonio que sufrió numerosos atentados o bien, en el mejor de los casos, cayó en el olvido.

Paralelamente a este proceso, las tres últimas décadas del siglo XX también habían supuesto una importante transformación en el concepto de patrimonio, en el sentido de pasar de la visión anticuarista del objeto patrimonial aislado a una visión más compleja que incidía en la contextualización territorial de dicho objeto.

En este contexto nació el concepto de Territorio Museo, de la percepción de Alghero como un territorio dotado con una fuerte personalidad histórica que conserva numerosas huellas de su pasado: tradiciones artesanales, gastronómicas, particularismos lingüísticos, arquitecturas populares, estrategias productivas peculiares, conjuntos monumentales, restos arqueológicos, obras de arte, manifestaciones culturales. El contexto en el que se desarrolló este proyecto y un balance de sus resultados se presenta a continuación

1. Análisis del entorno

Veamos primero cuáles eran las necesidades a las que quiso dar respuesta el Territorio Museo de Alghero para pasar luego a la evaluación de los logros conseguidos.

1.1 Alghero, una población costera desarrollada a espaldas de su patrimonio.

El municipio de Alghero ocupa el extremo noroeste de la isla de Cerdeña. Cuenta con 59.043 habitantes que se reparten a lo largo de 682 km2 en siete comunes: Alghero, la capital y núcleo principal, Ittiri, Olmedo, Putifigari, Uri, Villanova y Monteleone.

El núcleo urbano de Alghero se estructura en dos áreas: la ciudad moderna, construida caóticamente tras la segunda guerra mundial a menudo a base de políticas especulativas, y el centro histórico que sobrevive prácticamente intacto aunque muy degradado debido al progresivo abandono que ha sufrido en las últimas décadas.

escala de cabirol

El turismo representa el sector económico más importante de Alghero. Basado en la oferta de vacaciones de “sol y playa”, los últimos años está perdiendo capacidad competitiva, debido a la falta de adaptación de los servicios y equipamientos turísticos a la diversificación a la modernización de la demanda. De hecho, el modelo de desarrollo turístico de Alghero es la causa de los principales puntos débiles que debe afrontar estratégicamente la ciudad:

• Contaminación medioambiental debido a momentos de una densidad de población intolerable.

• Pérdida de la identidad cultural de los espacios urbanos invadidos por un flujo de turistas importante capaz de imponer un “estilo de vida” estándar sobre el estilo autóctono que se degrada y se retira a la periferia.

• Alta tasa de delincuencia debido al reclamo que suponen los turistas.

La evidente riqueza de Alghero en recursos culturales fue lo que llevó en 1996 a la intuición que su valorización podría suponer un nuevo impulso para el sector turístico, cada día más necesitado de todos aquellos aspectos que pudieran contribuir a la desestacionalización de su actividad y a la captación de públicos más valiosos para el municipio.

1.2 El valor del turismo en la economía de Alghero.

Según el antropólogo sardo Bachisio Bandinu In Sardegna il turismo, nonostante si presenti come industria leggera e stagionale,si è dimostrato il più violento operatore di trasformazione di un territorio e della cultura locale . Es decir, no sólo es el sector económico más importante sino que en los últimos treinta años ha modelado el desarrollo del municipio.

La importancia del turismo Alghero queda reflejada en las siguientes cifras. La provincia de Sassari a la que pertenece Alghero ocupa el primer lugar entre las cuatro provincias de Cerdeña en términos de ocupación turística y número de visitantes. En el año 2002 registró el 47,04% de la ocupación hotelera de Cerdeña y el 55,24 % de la ocupación no hotelera (apartamentos y campings).

Movimiento turístico 2002 en Cerdeña – Hoteles

 

italianos

extranjeros

total

 

 

Personas

Pernoctaciones

Personas

Pernoctaciones

Personas

Pernoctaciones

%

Cagliari

381.025

1.702.752

107.501

532.597

488.526

2.235.349

32,15

Oristano

51.289

155.165

11.821

27.753

63.110

182.918

2,63

Nuoro

148.480

933.218

50.235

330.915

198.715

1.264.133

18,18

Sassari

462.274

2.134.383

239.670

1.136.021

701.944

3.270.404

47,04

Total

1.043.068

4.925.518

409.227

2.027.286

1.452.295

6.952.804

100

Movimiento turístico 2002 en Cerdeña – Apartamentos y Habitaciones

 

italianos

extranjeros

total

 

 

Personas

Pernoctaciones

Personas

Pernoctaciones

personas

Pernoctaciones

%

Cagliari

70.686

635.585

27.088

165.993

97.774

801.578

24,5

Oristano

14.468

79.937

10.852

43.829

25.320

123.766

3,78

Nuoro

47.946

394.683

27.411

144.521

75.357

539.204

16,48

Sassari

154.280

1.251.956

85.194

555.764

239.474

1.807.720

55,24

Total

287.380

2.362.161

150.545

910.107

437.925

3.272.268

100

Total general

1.330.448

7.287.679

559.772

2.937.393

1.890.220

10.225.072

Del conjunto de Cerdeña, Alghero, en lo que respecta al número de estancias, ocupa el segundo lugar detrás de Arzachena (situada en la costa nororiental de la isla). Alghero posee la oferta receptiva más variada y articulada. Dispone de 6.500 camas divididas en un total de 38 hoteles (11 de cuatro estrellas, 22 tres estrellas, 4 dos estrellas y 1 de 1 estrella).

Las plazas no hoteleras están representadas por 4 camping de tres estrellas con capacidad para 4.300 personas a las que se añaden 24 Bed & Breakfast y 5 Casas de Agroturismo.

Alghero, en el 2002, ha tenido 216.652 turistas que han representado un total de 941.525 pernoctaciones, con un incremento respecto al año anterior del 6,45% para los primeros y del 4,52% de las segundas.

Le presencia extranjera, 439.690 pernoctaciones, representa el 46,70% del total, lo que supone un porcentaje muy superior al de la media de Cerdeña (28%). Respecto a la procedencia de los turistas de Alghero, entre los extranjeros la componente dominante está representada por los británicos (hecho favorecido por la existencia de vuelos a bajo coste procedentes de Londres), seguidos de suecos y alemanes. Entre los italianos, los turistas más numerosos son los procedentes de la Lombardía y del Lacio.

1.3 Los principales recursos culturales y naturales de Alghero.

Diseminados por el término municipal se encuentran una serie de notables recursos de patrimonio natural y cultural.

Entre los primeros destaca el Capo Caccia, la Gruta de Neptuno y el Parque Natural de Porto Conte.

El paisaje sobrecogedor del Capo Caccia lo determina un gran triángulo calcáreo que se abalanza sobre el mar en poderosos acantilados de más de trescientos metros de altura y que domina el skyline visible desde el centro de Alghero.

Dentro del macizo del Capo Caccia se encuentra, el monumento natural de la Gruta de Neptuno a la que se puede acceder desde el mar o bien desde una interminable escalera de 656 escalones llamada “Escala del Cabirol”, nombre de clara filiación catalana. Anualmente es visitada por unos 150 mil visitantes, atraídos por esta galería subterránea de 2.500 metros con numerosas concreciones, lagos de aguas transparentes, pozos y salas que le proporcionan una hermosa complejidad.

El año 1999 fue creado el Parque Natural Regional de Porto Conte, un espacio natural de 5.200ha gestionado por la Azienda speciale Parco naturale regionale di Porto Conte. Porto Conte es una bahía natural conocida en tiempos de los romanos como Portus Ninpharum y considerado como el más clásico puerto natural del Mediterráneo. La orografía costera está salpicada de pequeñas calas, grutas semisumergidas en el mar, acantilados y la gran playa de aguas tranquilas de Mugoni. Los fondos marinos están plagados de grandes praderas de «Posidonia Oceanica», un oasis natural para numerosas especies de peces

Por lo que respecta al patrimonio cultural, los principales recursos se engloban dentro de los conjuntos arqueológicos megalíticos de época nurágica y el centro histórico de Alghero.

La cultura nurágica se localiza exclusivamente en la isla de Cerdeña y tiene su momento de principal esplendor entre los siglos VIII y VI a.C. El elemento más representativo de esta cultura son los nuraghes, torres construidas con grandes piedras que se ubicaban, como elemento defensivo, en el centro de poblados amurallados de casas de planta circular. El municipio de Alghero conserva restos de un centenar de estas construcciones, es decir, 6 nuraghes cada 10 kilómetros cuadrados, lo que constituye una de las más altas densidades de Cerdeña. Los nuraghes más conocidos son el de Sant’Imbenia, Santu Antine y el de Palmavera, abierto al público en el marco del desarrollo del Territorio Museo de Alghero.

El centro histórico de Alghero es un buen ejemplo del gótico tardío y se le conoce popularmente como la Barceloneta. Este nombre, así como el uso del catalán entre algunas familias algueresas, son el testimonio todavía vivo de los tiempos en que tanto la ciudad como la isla pertenecían a la Corona de Aragón.

Cuando se inició el proyecto del Territorio Museo la oferta cultural relativa al centro histórico era muy insuficiente, sin ninguna estructura museística. La interpretación de la ciudad y su territorio recaía enteramente en las manos de guías y publicaciones que no hacían fácil para el visitante captar las características de la ciudad, empezando por la identidad cultural catalana que sorprendentemente todavía pervive y acabando por aprehender, más allá del hecho físico, el nexo inseparable entre la ciudad y el mar y la importancia de una actividad económica como fue y es la pesca de coral que, desde tiempos inmemoriales, ha estado relacionada con la historia de la ciudad.

2. El Territorio Museo de Alghero como instrumento de gestión creativa

2.1 El consenso entre las administraciones y la participación de los agentes sociales.

El primer reto de la puesta en marcha del Territorio Museo de Alghero fue la coordinación de la multiplicidad de políticas con objetivos diferentes y, a veces, divergentes, entre las distintas administraciones y entidades responsables de los bienes culturales que éste se proponía englobar.

Por este motivo fue necesaria la búsqueda de un consenso entre la Soprintendenza per i Beni Archeologici de Sassari, el Ayuntamiento de Alghero y la Diócesis de Alghero-Bosa. Finalmente, el consenso se tradujo en la firma de dos convenios con la Soprintendenza per i Beni Archeologici, uno para la instalación de dos centros de interpretación en la Torre de Porta Terra y la Torre de San Juan y otro para la apertura al público del área nurágica de Palmavera. Por otro lado, el Ayuntamiento también llegó a un acuerdo con la Diócesis de Alghero-Bosa para la instalación del Museo de Arte Sacro en la Iglesia del Rosario.

Paralelamente al consenso entre administraciones empezó a buscarse la complicidad con las organizaciones ciudadanas. Se trataba de convencer a la sociedad de Alghero de la apuesta municipal por la promoción de Alghero a partir de sus elementos más singulares.

Para ello se diseñó una estrategia de marketing territorial a partir de la idea de territorio museo. En este proceso participaron conjuntamente representantes del sector turístico (con los que se inició un proceso de creación de paquetes turísticos), empresas agroalimentarias (a las cuales se propuso promocionar la marca territorio museo) y las asociaciones de comerciantes del centro histórico (con los que se discutieron medidas para el embellecimiento del paisaje urbano).

2.2 La interpretación como instrumento de planificación.

Una vez resueltos los problemas operativos de puesta en marcha del territorio museo se pasó a la fase de redacción del plan interpretativo. El plan se planteaba presentar cómo la compleja trama territorial e histórica de Alghero había forjado una identidad y una imagen propia y definida.

El primer paso consistió en la determinación de los temas y los argumentos para la interpretación. Los redactores eran conscientes que estaban colocando la clave de bóveda de la que dependía en buena parte el éxito del plan. Se trataba, en ese momento, de definir la especificidad y los contenidos de la oferta patrimonial yendo más allá de los tópicos utilizados en la presentación turística tradicional. Para ello, los aspectos que tuvieron en cuenta fueron la especificidad del territorio, la dimensión simbólica del patrimonio y la emoción individual que se experimenta a través de su descubrimiento y su contemplación. Era, pues, necesario en primer lugar, encontrar un concepto que al mismo tiempo sintetizara una estrategia de posicionamiento y un referente identitario. La definición de ese concepto fue, finalmente, el resultado de una experiencia de diálogo y de observación, de la inmersión en el universo de la identidad, del legado y del territorio y se concretó en la siguiente frase:

ALGHERO: LA ISLA CATALANA DE CERDEÑA

Este concepto permitió englobar los principales aspectos temáticos del municipio:

• El concepto de isla catalana suponía la particularidad de un lenguaje como elemento caracterizador de la identidad de Alghero dentro del contexto de Cerdeña. Esta especificidad cultural también se manifestaba en las tradiciones populares de la ciudad y en su arte y arquitectura, típicamente catalanas.

• El concepto de Alghero en la Isla de Cerdeña está relacionado con la localización física de la ciudad, es decir, con el hecho de que el territorio mantiene las características naturales y arqueológicas que moldearon extraordinariamente la isla de Cerdeña en el Mediterráneo.

Partiendo de estos primeros conceptos, se dedujeron las siguientes temáticas básicas:

ISLA CULTURA                                 ISLA ARQUEOLOGÍA

ISLA CATALANA DE CERDEÑA

ISLA NATURALEZA                                         ISLA FORTALEZAS

Estos temas permitían englobar los aspectos más destacables del patrimonio cultural y natural del municipio que iban a ser valorizados a través de la puesta en marcha del Territorio Museo.

ISLA CATALANA DE CERDEÑA
  • Alghero
ISLA CULTURA
  • Iglesia del Rosario
  • Patrimonio mueble diocesano
ISLA ARQUEOLOGÍA
  • Núcleo nurágico de Porto Conte.
  • Complejo nurágico de Palmavera.
  • Área arqueológica de Sant’Imbenia
ISLA FORTALEZA
  • Torre de Porta Terra
  • Torre de Sant Joan
  • Torre de Sant Jaume
  • Circuito amurallado.
ISLA NATURALEZA
  • Espacio Natural de Porto Conte

Una vez establecido el concepto clave de interpretación y desarrollados los temas básicos se pasó a la elaboración del plan operativo enfocado hacia los lugares involucrados en la interpretación, la localización de estructuras museísticas que debían ser instaladas y las estrategias de presentación de los recursos.

3. La estructura del territorio museo de Alghero

La primera fase de puesta en marcha del territorio museo propuso tres espacios para hospedar el sistema de presentación y la infraestructura del museo: la Torre de Porta Terra, la Torre de Sant Joan y la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

La Torre de Porta Terra: la puerta del territorio museo de Alghero.

La vieja torre que en el pasado fue el acceso terrestre a la ciudad fue escogida como la puerta principal de entrada y bienvenida para que los visitantes empezaran su “viaje” en la ciudad de Alghero. Esta estructura está planteada como un “espacio de síntesis”. Se trata de una apuesta expositiva muy adecuada para ofrecer una primera visión global del patrimonio cultural, natural e histórico de la ciudad, que cumple el objetivo de motivar a los visitantes a conocer la riqueza de Alghero a través de un itinerario más completo y articulado.

La Torre de Sant Joan: centro para la interpretación del centro histórico.

torre de san joanLa torre de Sant Joan fue elegida como el lugar para albergar el centro para la interpretación de la historia de la ciudad. Se trata de un espacio que alberga una exposición cuyo objetivo es mostrar el proceso de evolución urbana de Alghero desde los tiempos medievales hasta la actualidad. Es el punto de partida también de los itinerarios por el centro histórico: el Camino de las Torres (Via delle Torri), el Camino Sagrado (Via Sacra) y el Camino Catalán (Via Catalana).

Iglesia de Nuestra Señora del Rosario: el Museo de Arte Sacro.

La Iglesia del Rosario, situada cerca de la catedral de Alghero y sin culto desde hacía varios años, fue la escogida por la diócesis de Alghero-Bosa como el lugar idóneo donde ubicar un importante número de objetos litúrgicos y artísticos que estaban desperdigados por toda la diócesis.

El planteamiento museográfico es el resultado de una rica discusión entre museólogos, fieles y sacerdotes en la que se tuvieron en cuenta, fundamentalmente, tres premisas:

• El carácter catequístico del arte religioso.

• El carácter religioso del espacio museístico.

• Los requerimientos de conservación para la exposición de las piezas.

El resultado es una interesante exposición en la que además de destacarse la belleza artística de las piezas, se las muestra en su dimensión de objetos litúrgicos y se destaca su función catequística.

Se trata, en definitiva, de un museo comprometido que ofrece al visitante su voluntad de realzar la importancia de la experiencia cristiana en la vida de la población algueresa.

4. Del plan a la realidad: las enseñanzas del territorio museo de Alghero.

4.1 La definición del concepto Territorio Museo.

No se puede analizar el proyecto del Territorio Museo de Alghero sin tener en cuenta toda la reflexión sobre el significado de este concepto desarrollada contemporáneamente y con posterioridad a su constitución. El concepto Territorio Museo nació de la necesidad de crear instrumentos de gestión del patrimonio con una perspectiva territorial, adaptados a las demandas de uso social del patrimonio y de desarrollo local. Se trata de un concepto que deriva de los ecomuseos franceses, con los que comparte una visión integral y territorial del patrimonio cultural y natural, y que entronca con la tradición anglosajona de la planificación interpretativa.

El Territorio Museo de Alghero, fiel al ideario original, nació con la misión de poner en valor el patrimonio del municipio y convertirlo en una pieza importante de su futuro desarrollo socioeconómico, contribuyendo a diversificar su oferta turística principal de sol y playa y convirtiéndose en el eje central de la creación de una nueva marca turística.

El primer punto de discusión que plantea el desarrollo del Territorio Museo de Alghero es el de la evidencia que existen distintos significados para el concepto de puesta en valor del patrimonio. Tanto en Italia como en España el concepto de puesta en valor de un bien cultural suele limitarse a dos operaciones: la restauración y el establecimiento de un marco jurídico de protección, dejando para el final (a veces, olvidándolo) la operación fundamental de regular la gestión y el uso que permita a la sociedad aprovechar de manera correcta ese recurso.

En el caso de Alghero se planteó que para la creación del Territorio Museo no sólo era necesario interrogarse sobre cómo se podía regenerar físicamente un bien o un espacio degradado (tema que, por supuesto, también fue objeto de discusión entre los responsables de las restauraciones arquitectónicas y los responsables de la Soprintendenza per i Beni Archeologici de la provincia de Sassari) sino que era fundamental responder a la cuestión de cómo esa regeneración podría convertirse en una aspiración elemental de la ciudadanía algueresa.

Dicho de otra manera, la pregunta a la que pretendía responder la creación del Territorio Museo de Alghero era ¿qué papel debía jugar el patrimonio cultural y natural en el futuro del municipio? Interrogarse sobre esa cuestión hoy en el sur de Europa implica situarse ante el actual reto de los proyectos de puesta en valor del patrimonio: la resolución del conflicto entre el uso y el abuso de la ocupación del espacio, conflicto que en Alghero viene provocado, por un lado, por el abandono de zonas rurales y, por otro lado, por un crecimiento excesivo de las áreas urbanas.

Detrás de la idea de puesta en marcha del Territorio Museo de Alghero había una clara sensibilidad de apostar por un diferente modelo de desarrollo, en el cual el patrimonio cultural y natural dejaba de ser valorado solamente desde una perspectiva comercial (en el que sólo se valora aquello que es rentable en una lógica de turismo clásico de masas como la Gruta de Neptuno) y pasaba a ser tratado desde una perspectiva sistémica y sostenible.

¿En qué se traducía esa perspectiva? Dicho de otra manera ¿cuál era la principal novedad respecto al modelo anterior? Básicamente, la existencia de un plan pero también la manera de realizarlo, con la participación de diferentes ámbitos de la administración y de la ciudadanía.

En el diseño del Territorio Museo de Alghero se aplicó la primera definición de Territorio Museo, una definición que proponía un doble significado:

• Por un lado, designa una oferta de ocio cultural y ecológico, que se manifiesta como un gran museo al aire libre, habitado, en continuo movimiento y transformación, compuesto de centros de interpretación, monumentos visitables, itinerarios señalizados, alojamientos, etc… A diferencia de los museos al aire libre, el Territorio Museo no está situado en un recinto de uso exclusivo, delimitado por una barrera física (no es un parque acotado), sino que pretende integrar la vida cotidiana del territorio y de sus habitantes. Por tanto es fundamental facilitar al usuario (sea visitante o residente) los instrumentos que le ayudarán a situarse, a ver y aprehender aquello que le ofrece el territorio.

• Por otro lado, y este era el aspecto más innovador, designa una “estructura organizativa” capaz de liderar un proceso de desarrollo sostenible, encargada de la gestión del uso del patrimonio y dedicada a la aplicación de una estrategia de interpretación detallada en el plan, a través del consenso y la participación.

La primera de las enseñanzas que ofrece la experiencia del Territorio Museo de Alghero es que es más fácil crear una oferta de ocio cultural compleja (como la que existe hoy en Alghero de museos, centros de interpretación y monumentos) que generar nuevos modelos de gestión, si entendemos por gestión algo más que garantizar la apertura al público de los sitios patrimoniales.

Uno de los objetivos de la creación del Territorio Museo de Alghero era la creación de nuevos puestos de trabajo para jóvenes emprendedores. Este objetivo se consiguió a través de la creación de cooperativas que recibieron el encargo de ocuparse de la logística de apertura y funcionamiento de cada centro. Se trataba de desarrollar modelos de gestión privada en servicios y equipamientos de titularidad públicos.

Este modelo, interesante desde el punto de vista de la viabilidad de cada centro, planteó no obstante una serie de problemas en la órbita de la gestión conjunta del territorio museo. En primer lugar, el problema de la dispersión de la oferta. En vez de tener una sola estructura de gestión y una sola gran oferta se crearon pequeñas ofertas y numerosas estructuras de gestión. En segundo lugar, el problema de la rivalidad entre los servicios y equipamientos, celosos entre ellos de recibir más o menos ayudas. En tercer lugar, el problema de la ausencia de gestión territorial. La falta de una verdadera estructura de coordinación entre los centros y entre las instancias de la administración, una vez inaugurados los centros, hacía imposible que el territorio museo existiera como instrumento de planificación en aspectos cruciales como la señalización, delimitación de zonas de aparcamiento, promoción conjunta…

La segunda de las enseñanzas que ofrece la experiencia del Territorio Museo de Alghero es que la actual organización del sistema patrimonial tanto en España como en Italia hace muy difícil, por no decir imposible, el desarrollo de una visión sistémica en la gestión del patrimonio, es decir, una de las aspiraciones esenciales del Territorio Museo. ¿Cuál debería ser, pues, el modelo de organización del territorio museo que obedeciera a una perspectiva sistémica?

4.2 El territorio museo como instrumento de gestión del sistema patrimonial.

Como instrumento de gestión del patrimonio de ámbito territorial, el territorio museo debe entender el patrimonio (conjunto de bienes patrimoniales) como un sistema en el que la falta o la presencia insuficiente de uno solo de sus componentes puede comprometer la estabilidad y desarrollo de todo el conjunto. Cuanta más rigidez y reacción al cambio exista en el seno del sistema patrimonial, menos probabilidades habrá de supervivencia o de superación del aislamiento y la marginalidad dentro de la sociedad.

El análisis del patrimonio como sistema permite desglosar los distintos componentes que lo determinan, estudiar su estructura interna, su contexto social, los distintos agentes y operadores que intervienen, las interrelaciones con otros sistemas y sectores de actividad, etc… A partir de este punto será mucho más fácil identificar las oportunidades que nos permitan suscitar estrategias innovadoras de organización y desarrollo sostenible de nuestra herencia cultural y medioambiental.

Es evidente que la base fundamental de todo el sistema está constituida por los testimonios culturales y naturales que la sociedad reconoce y valora como merecedores de preservación y conocimiento, y que deben ser legados a las generaciones futuras.

Hoy en día vemos como el concepto de patrimonio se va ampliando tanto cuantitativamente -cada vez hay más bienes que la colectividad asume que hay que preservar y difundir- como cualitativamente: el patrimonio ya no se limita a unas obras, portadoras de unos mensajes simbólicos, que gozan de un reconocimiento oficial, sino que se amplía hacia todos aquellos elementos y expresiones que nos remiten a la identidad: tradiciones, formas de vida, lenguas, cultura oral, etc… Por tanto, aumentan las categorías de bienes susceptibles de contar con protección y difusión pública. También se pone en evidencia, cada vez más, la interdependencia entre los testimonios culturales y el entorno natural: aumenta la propensión a poner de manifiesto la conexión entre naturaleza y cultura y a desarrollar planteamientos interdisciplinarios, en los cuales el ser humano es situado en su entorno natural, social y cultural.

Está claro, pues, que nos estamos refiriendo a un concepto dinámico, en constante evolución, que es utilizado por la sociedad como instrumento de identificación y de orientación colectiva, que se transmite de generación en generación y que se enriquece constantemente. Esta concepción evolutiva nos lleva a considerar tanto el legado cultural de nuestros antepasados, como los testimonios contemporáneos, que expresan la vida de una comunidad y su desarrollo y que, por tanto, intervienen en la construcción del futuro.

Cuando se trata de analizar los bienes patrimoniales es necesario destacar el hecho de que no nos estamos refiriendo a bienes de mercado en sentido tradicional, ya que tienen un valor social y cultural, distinto al comercial, y un carácter simbólico. Ello los distingue de las mercancías convencionales. Por consiguiente, al estudiar el patrimonio desde un punto de vista socioeconómico no podremos hablar, en sentido estricto, de producción de bienes, sino de acciones encaminadas a preservar, adecuar y revalorizar los testimonios culturales y naturales.

Las diferentes actuaciones a realizar en el marco de la gestión de un territorio museo, pueden englobarse en las cinco funciones que sintetizan el uso y acción social del patrimonio:

ADQUISICIÓN.

La adquisición (o colección) se refiere a las distintas formas por las cuales un patrimonio pasa a la tutela de unos agentes responsables de su gestión. Incluye, por tanto, las distintas vías de ingreso del patrimonio a la tutela institucional (sea mediante la compra o, según los casos, recolección, excavación, donación, etc…). Esta función patrimonial necesita sustentarse en unos criterios de incremento patrimonial que sean claros y selectivos.

DOCUMENTACIÓN.

Abarca el proceso que nos permite recoger la información precisa sobre el origen, historia, contexto y características fundamentales de cada bien patrimonial. Se materializa en las tareas de registro, clasificación, inventario y catalogación. La existencia de inventarios y registros constituye la base para el control y la información del patrimonio.

PRESERVACIÓN

En este concepto podemos incluir todas aquellas acciones orientadas a disminuir al máximo los peligros de deterioro y los procesos de degradación del patrimonio. La preservación engloba, por tanto, la conservación preventiva, la restauración, la seguridad y, en general, las actuaciones destinadas a garantizar al máximo la integridad de los bienes culturales y del entorno.

INVESTIGACIÓN

Permite garantizar un correcto tratamiento del patrimonio, nos posibilita que profundicemos en su conocimiento y favorece su desarrollo. Por ello, se plantea la necesidad de fomentar el estudio de los recursos culturales y naturales, promover iniciativas de I+D en este campo, facilitar la coordinación con los organismos universitarios y científicos, etc…

DIFUSIÓN

Esta función, orientada al contacto con el público, se desarrolla mediante iniciativas y programas diversos destinados a captar el mayor número posible de usuarios y satisfacer sus demandas. Abarca, por tanto, conceptos distintos, pero con el denominador común de ser los elementos facilitadores de la utilización del patrimonio por parte del público: información, marketing y comunicación, didáctica, publicación y exposición. Uno de los grandes retos que tiene planteados el sistema patrimonial es atender las nuevas demandas y evolucionar de acuerdo con los rápidos avances de los medios de información y comunicación social.

Las cinco funciones básicas de la gestión patrimonial que, como hemos visto, engloban todas las acciones que se llevan a cabo a partir de la existencia de un patrimonio determinado, constituyen la base fundamental sobre la cual se debe sustentar el equilibrio del sistema.

Alguna de estas funciones puede parecer incluso contradictoria: hay que destacar fundamentalmente las tensiones que resultan de la confrontación entre la necesidad de preservar y mantener la integridad del patrimonio, por un lado, y, a la vez, difundir y facilitar el máximo uso social de este patrimonio. Pero un estudio más profundo del sistema nos pone de manifiesto la complementariedad e interdependencia entre todas y cada una de las funciones patrimoniales.

La adquisición, por ejemplo, está directamente relacionada con la capacidad de integración con el resto de funciones: no tiene sentido adquirir un patrimonio si, a posteriori, no puede ser documentado, preservado, investigado y difundido al público.

La documentación constituye una base fundamental para la investigación y la difusión y un instrumento para determinar la política de adquisiciones; pero también es un recurso para la protección (por ejemplo, es la base para la localización de objetos robados).

La investigación incide directamente en la documentación y la difusión del patrimonio y en la mejora de las técnicas y procesos para la preservación del patrimonio ya que facilita los criterios para establecer las directrices de la interpretación.

La preservación y la difusión constituyen los pilares que justifican la adquisición, documentación e investigación, pero a la vez están interrelacionadas: una buena política de difusión provoca una mayor sensibilización social para la conservación del patrimonio y, a la vez, puede provocar la generación de unos ingresos que pueden reinvertirse en la mejora del patrimonio. Pero, para desarrollar cualquier iniciativa de uso social del patrimonio, es imprescindible la adopción de medidas encaminadas a garantizar la integridad de los recursos culturales y naturales.

Actualmente la ausencia de planteamientos territoriales en la gestión del patrimonio cultural hace que las prioridades hacia una u otra función, en detrimento de las otras, provoquen desequilibrios y desviaciones: por ejemplo, el fomento de la investigación científica sin una política de difusión y de comunicación con el público provoca la concepción de las instituciones patrimoniales como órganos científicos de acceso muy restringido, con todo lo que conlleva de limitación de su uso social. Lo mismo pasa con las políticas conservacionistas, que limitan la utilización comunitaria del patrimonio e impiden su desarrollo. De la misma manera, la difusión sin documentación e investigación falsifica la realidad; y sin preservación provoca la destrucción del patrimonio.

Por tanto, para evitar las confrontaciones y polémicas entre las cinco funciones básicas de la gestión del patrimonio con la creación de un territorio museo se busca el equilibrio, la interconexión y el desarrollo armónico de todas ellas. En el caso del Territorio Museo de Alghero, además, se planteó que para pasar del plano teórico a la praxis se podía echar mano de la tradición anglosajona de los planes de interpretación.

Dada la amplitud de significados que tiene el concepto interpretación es necesario, antes de seguir, hacer una serie de consideraciones para delimitar su significado dentro del contexto de los proyectos de puesta en valor del patrimonio cultural.

4.3 La planificación interpretativa como base para la creación de un territorio museo.

La interpretación se aplica a muchos ámbitos de la vida. Como dice C. Carrier, si es necesaria la interpretación es porque hay problema, dificultad, conflicto de comprensión… los jueces interpretan las leyes, los árbitros de fútbol el reglamento, los periodistas la actualidad, los psicoanalistas los sueños. Los intérpretes del patrimonio interpretan el patrimonio.

Dentro de la interpretación del patrimonio hay también diferentes niveles de complejidad: desde el arqueólogo de campo que interpreta la funcionalidad del artefacto hallado en una excavación, hasta el técnico de la administración o el consultor que acomete un plan de interpretación territorial.

En general pues, la interpretación es un sistema de descodificación de mensajes que tienen niveles de complejidad muy dispares y una fuerte carga de ambigüedad. En todo caso, la interpretación siempre se traduce en un acto de comunicación. Interpretamos para dar a conocer algo, para hacerlo inteligible y para hacerlo inteligible de una determinada manera.

En este sentido, la interpretación aplicada al territorio aparece como respuesta a una demanda social de uso del patrimonio y a la necesidad de cada territorio de posicionarse frente a sus competidores. Entendida así, la interpretación se convierte en un instrumento de planificación dentro de estrategias de desarrollo territorial y alcanza su mayor nivel de complejidad.

Decimos que la interpretación del territorio es el nivel más complejo dentro de la interpretación del patrimonio, porque, aunque pueda estar arropada por una pretendida objetividad científica, la interpretación del territorio es siempre un arma ideológica que puede afectar de manera directa la vida de la población. En esta dimensión, la interpretación es un instrumento fundamental para la definición de políticas de intervención y uso social del patrimonio, y la base para el desarrollo de políticas de comercialización y explotación turística.

La interpretación de un territorio, si se quiere que sea algo más que un simple entretenimiento intelectual, debe traducirse siempre en un plan de actuación: en una apuesta por un determinado discurso comunicativo y por un determinado sistema de presentación y gestión de los recursos que viene a dar respuesta a una demanda o necesidad de uso social del patrimonio.

En este sentido, acometer un plan territorial de interpretación implica tomar decisiones sobre:

• qué se conserva y qué no se conserva,

• qué prioridades de restauración hay,

• qué tipo de actividades se priorizan (o se subvencionan),

• qué mensaje se da desde el patrimonio (histórico, científico, ideológico, emotivo…)

• a qué segmentos de público se debe dirigir la oferta

• qué patrimonio debe gestionar o adquirir la administración

• qué costumbres, tradiciones… se quiere recuperar o salvaguardar,

• qué monumentos se hacen accesibles y de qué manera,

• cómo se garantiza la rentabilidad de las inversiones en patrimonio…

Son sólo algunas de las preguntas a las que debe dar respuesta un plan de interpretación. Todos estamos de acuerdo en que todo el patrimonio merece ser conservado, pero todos sabemos también que los recursos para ello son limitados y eso provoca que, a menudo, se planteen conflictos. Estas limitaciones, unidas a la fuerte carga simbólica que tiene el patrimonio, hacen que muchas decisiones sobre el patrimonio se tomen en base a criterios corporativistas o partidistas, en dos palabras, poco democráticos.

Hasta aquí hemos analizado el territorio museo como instrumento de gestión del patrimonio desde una perspectiva territorial. Para finalizar nos centraremos en la vertiente del territorio museo como oferta educativa y de ocio cultural y ecológica.

4.4 El territorio museo como oferta de turismo cultural.

No ha sido raro ver en los últimos años cuando se ha planteado la necesidad o la voluntad de poner en valor el patrimonio de un territorio cómo, automáticamente, se ha pensado en la creación de un museo o, más recientemente, en la varita mágica de los centros de interpretación.

Por el contrario, desde una perspectiva sistémica, se entiende que la puesta en valor del patrimonio no debe plantearse únicamente dentro de las cuatro paredes de una exposición, sino que debe abrirse a una idea integral de paisaje que cuente con los testimonios originales, que utilice las construcciones existentes, los lugares de la memoria.

Como espacio de ocio cultural, el Territorio Museo debería articular bajo un marco conceptual común, el concepto clave de interpretación, las diferentes temáticas y recursos presentes en el territorio. El despliegue temático del concepto clave de interpretación sobre el territorio da como resultado una especie de museo abierto en el que los objetos y los conceptos se presentan en su contexto social y en su entorno físico original.

Uno de los retos que plantea esta propuesta es el hecho de que tanto el residente como el visitante sea capaz de percibir, sin dificultad, los límites y los contenidos del Territorio Museo, ya que no se encuentra situado en un recinto de uso exclusivo sino que comparte la vida cotidiana del territorio y de sus habitantes. Por tanto es fundamental facilitar al visitante los instrumentos que ayudarán a situarse, a ver y aprender aquello que le ofrece el espacio.

Una estructura modelo de un Territorio Museo podría ser la siguiente:

 LA PUERTA DEL TERRITORIO MUSEO: es el primer lugar de contacto entre el usuario y el territorio, por ello debe ser como el espejo de Alicia, un espacio que permita al usuario la inmersión en el universo desconocido del territorio. Su principal misión es dar a conocer la estructura y los servicios del Territorio Museo y ejercer de lanzadera para el descubrimiento del territorio que presentan.

 LAS VENTANAS TEMÁTICAS DEL TERRITORIO MUSEO: A diferencia de las puertas que ofrecen una panorámica general, las ventanas temáticas focalizan su discurso sobre uno de los temas que configuran el árbol temático del criterio clave de interpretación. Su misión fundamental es la de dar las claves para disfrutar de un recurso o conjunto de recursos del territorio vinculados a la temática de la ventana.

 LOS CAMINOS TEMÁTICOS DEL TERRITORIO MUSEO: Se trata de itinerarios señalizados a modo de “exposiciones temporales al aire libre” que permiten explicar una infinidad de pequeñas temáticas. Al tratarse de una experiencia de carácter temporal, favorecen la repetición de la visita. Es interesante vincular estos caminos temáticos a las actividades de investigación sobre el patrimonio del Territorio Museo.

 LOS EVENTOS DEL TERRITORIO MUSEO: La programación continua de eventos es una de las funciones básicas del órgano de gestión del Territorio Museo. Dentro de este ámbito se incluirían la realización de Jornadas Gastronómicas, Ferias de Artesanía, Festivales de Música o Teatro, etc…

 SERVICIOS DEL TERRITORIO MUSEO: La utilización del Territorio Museo como marca o distintivo de calidad permite vincular a su imagen la promoción de aquellos servicios que sean útiles, necesarios o interesantes en la configuración de la experiencia global del usuario del Territorio Museo, como el transporte, los alojamientos y restaurantes, los comercios o las hípicas.

5. A modo de conclusión

Ocho años después del inicio de su gestación, el Territorio Museo de Alghero sigue siendo un proyecto “en construcción”.

Respecto a las “piezas” que forman el Territorio Museo, actualmente están en fase de redacción dos nuevos proyectos: el Museo del Coral, dedicado a mostrar la tradición algueresa de la pesca y la manufactura del coral, y el Museo Cívico, dedicado a albergar los más importantes objetos del arte y la historia de Alghero. Ambos proyectos está previsto que sean financiados a través de fondos FEDER.

En otro orden de cosas, si bien la búsqueda de financiación para la creación de los equipamientos ha sido el principal trabajo de la Concejalía de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Alghero, la principal preocupación que tiene actualmente sobre la mesa esta área municipal encargada del desarrollo del Territorio Museo es su gestión. Se considera ya imprescindible la creación de una organización específica dedicada a la promoción y planificación del Territorio Museo que sea capaz de coordinar a los operadores turísticos privados, los agentes que administran los bienes culturales y naturales y las cooperativas encargadas de la gestión de los equipamientos. Se trata, en definitiva, de dar un salto definitivo para que el Territorio Museo deje de ser un proyecto y se convierta en un producto.

Finalmente, el otro gran reto de la Concejalía de Desarrollo Económico es ampliar las miras hacia los nuevos horizontes del turismo cultural de un sector turístico mayoritariamente anclado todavía en una mentalidad de turismo de sol y playa. En los últimos años, esta concejalía ha detectado un cambio en el patrón de consumo turístico: estancias más cortas y mayor demanda de actividades, especialmente culturales. Este hecho se ha visto favorecido por una mayor conectividad de Alghero con el resto de Italia y con nuevos mercados europeos gracias a los vuelos de bajo coste que actualmente unen directamente a diario el aeropuerto de Alghero con Girona, Londres, París, Francoforte, Milán y Roma.

En su origen, el Territorio Museo de Alghero se planteaba como un instrumento para el desarrollo local. Ocho años después ese objetivo se ha cumplido sólo parcialmente en el sentido de que se han creado una decena de puestos de trabajo directos relacionados con los servicios de atención al público en los nuevos equipamientos abiertos, pero no ha habido una incidencia clara en la creación de una oferta turística cultural complementaria de la oferta tradicional de sol y playa.

El Territorio Museo de Alghero también se planteó en origen como un instrumento para la integración del patrimonio en los procesos de planificación espacial. Tampoco en este caso los objetivos conseguidos son relevantes, pues más allá de algunos acuerdos puntuales entre administraciones e instituciones para dar un nuevo uso a edificios catalogados, sigue sin existir un marco de coordinación entre los diferentes agentes con competencias concurrentes, es decir, la Soprintendenza per i Beni Archeologici que se dedica básicamente a supervisar las intervenciones en los bienes culturales, el Ayuntamiento que se centra en la búsqueda de fondos para las intervenciones, la iniciativa privada que se ocupa de la explotación de servicios y la Universidad de Sassari que desarrolla programas de investigación.

Desde nuestra perspectiva, hay dos factores que explican el déficit que presenta el balance de ocho años de vida del Territorio Museo de Alghero. Un factor que podríamos considerar externo y que tiene que ver con la actual organización administrativa italiana del patrimonio cultural y otro factor, éste de orden interno, que tiene que ver con el actual modelo de desarrollo turístico de Alghero.

Respecto al primer factor, la actual organización administrativa italiana del patrimonio cultural (y este análisis lo podríamos hacer extensible a España) se basa en una concepción que entiende el patrimonio como un conjunto de objetos aislados que han sido destacados por una elite académica (historiadores, arqueólogos, antropólogos…) en base a una serie de valores subjetivos (importancia artística, histórica, simbólica…) y sobre los que el Estado tiene la inalienable obligación de garantizar su conservación física. Esta concepción ha potenciado en la administración una mayor vocación por la elaboración de normativas que por el desarrollo de estrategias de gestión y ello ha derivado en una falta de iniciativa sobre los posibles usos de los bienes culturales. En un contexto como el actual de aumento de la demanda de experiencias culturales, esa falta de iniciativa es la que intentaba llenar el Territorio Museo de Alghero desde la perspectiva del desarrollo local, pero aquí entra en juego el segundo factor de regresión.

Para el antropólogo sardo Bachisio Bandinu, el actual modelo de desarrollo turístico de Alghero accentua i miti e i riti più consumistici della civiltà occidentale. Rimarca le contraddizione tra la psicologia del divertimento e la pedagogia del lavoro. Cambia la comunicazione percettiva e simbolica del rapporto con la natura… Il disordine del sistema turistico deriva dalla dissociazione tra fattori urbanistico-architettonici e percorso antropologico-sociale. Nel turismo la scenografia è essenza e fenomeno dominante: crea quel tanto di sembianza utopica senza tensione e prospettiva . Este fenómeno puede verse claramente en el hecho que el Territorio Museo de Alghero finalmente sólo ha podido desarrollarse en su faceta de “atracción turística”, es decir, como entretenimiento complementario en un escenario de práctica turística balnearia. Lejos queda la idea central que dio origen al proyecto: la necesidad de colocar el respeto al patrimonio cultural y natural, en el centro de las preocupaciones por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a partir de la implementación de unas políticas de desarrollo sostenible, y la creación de unos mecanismos de gestión que permitan, de una manera eficaz, la participación de la sociedad civil y de los agentes económicos en los procesos de ordenación del territorio.

Para terminar querríamos cerrar el artículo planteando al lector una serie de cuestiones para el debate que nos plantea el caso del Territorio Museo de Alghero.

¿Qué factores son necesarios para que sea viable plantear estrategias de turismo cultural sostenible en entornos socioeconómicos caracterizados por el turismo de masas? ¿Es necesario un mayor compromiso de la sociedad civil con la cultura de la sostenibilidad? ¿Es necesario un mayor arraigo y compromiso de los agentes económicos con el desarrollo y la conservación de sus territorios? ¿Es necesaria una mayor sensibilidad de los políticos y profesionales del patrimonio y del turismo hacia la cultura de la planificación?

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa entonces es el momento de preguntarse ¿Qué tipo de modelos organizativos y de gestión del patrimonio deben articularse para integrar el patrimonio en los procesos de planificación espacial? En otras palabras, cómo y en qué mesa o mesas deberían sentarse los responsables de los bienes culturales y de la ordenación de un determinado territorio para poder reflexionar conjuntamente de una manera integrada y sistémica sobre que rol puede tener el patrimonio cultural y natural en la sociedad actual. Una sociedad que tiene en el conflicto entre el abuso del territorio y el uso sostenible del mismo una de sus principales contradicciones.

3 comentarios en “El territorio museo de Alghero o la búsqueda de un turismo sostenible

  1. Comparto el análisis sobre el territorio de Alghero. Soy de Alghero y actualmente residente en Barcelona, endonde estoy estudiando en el curso de la UB de Turismo Cultural. La semana que viene estaré en Alghero y haré (o intentaré hacer) una serie de entrevistas (para el proyecto culturalbox.org) sobre el turismo cultural a unos exponentes publicos o privados del sector (ayuntamiento,Soprintendenza, etc.). Digamos que la poca claridad y apertura ya la estoy viendo en esto: muy dificil obtener respuestas y/o concretar una hora para la entrevista… Solo me han contestado unas entidades privadas. Muy mal…

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