A propósito de «Park Güell: pagar o no pagar, ésa parece ser la cuestión»

Margarida Loran i Gili[1]

En relación al post «Park Güell: pagar o no pagar, ésa parece ser la cuestión» publicado por Manel Miró el pasado 12 de julio he creído necesario hacer unos comentarios y precisiones con el fin de abrir más el debate sobre el cobro de entradas en museos y sitios patrimoniales.

Estoy totalmente de acuerdo en que un patrimonio de la importancia, dimensión y volumen de uso público del Parc Güell necesita un plan global y un equipo profesional a plena dedicación para asegurar su gestión efectiva, en beneficio de una mejor puesta en valor, conservación y experiencia de visita. Por lo que ha salido en la prensa no sabemos si existe una iniciativa en esta dirección, pero haces bien de ponerlo de relieve. No es, por cierto, un requerimiento de la Unesco para los patrimonios de la humanidad, tener un plan de gestión?

La introducción del cobro de la entrada no es, de todas formas, una medida banal. En el caso del Parc Güell, donde la visita es muy masificada, puede ser eficaz para regular la demanda, actuando como un filtro. Obviamente, también será una forma de obtener unos ingresos importantes de los visitantes turistas, un tipo de público que es poco sensible al precio de una entrada (un coste pequeño respecto al gasto total del viaje), aumentando así los recursos municipales para el mantenimiento del Parc.

Ahora bien, hay que vigilar su impacto en el público local, el cual, además, ya paga por el mantenimiento del Parc mediante sus impuestos. El pago de una entrada siempre tiene un efecto en el consumo, limitando el acceso de algunas personas (especialmente las que tienen menos recursos), y cambiando la forma de uso, que pasa a ser ocasional. En este sentido es muy interesante que el Ayuntamiento haya encontrado la fórmula de diferenciar entre público local y turista.

Según leí en el periódico «Ara» del 6 de julio, se plantean tres niveles de acceso. El primero: vecinos y entidades del entorno inmediato y barrios limítrofes tendrán acceso libre garantizado por el derecho de paso y por el derecho de uso de parque público. El segundo: los ciudadanos de Barcelona, el Área Metropolitana y Cataluña tendrán libre acceso a través de una tarjeta tipo “Amigos del Parc Güell”, que tendrán que pedir y ir a buscar. El tercero: para los turistas, entrada de pago (a partir de 5€) y con reserva previa.

En principio, por tanto, parece que se garantiza el libre acceso para los vecinos y ciudadanos de Barcelona y toda Cataluña. Aún así, el hecho de que se requiera pedir y recoger previamente una tarjeta, seguramente tendrá algún efecto. Es previsible que se beneficie sobretodo la población más informada, la que valora más el Parc, por encima del esfuerzo que representa el trámite. Puede ser que algunos se queden al margen.

Dejando el caso del Parc Güell a parte, no estoy de acuerdo con la idea que poner precio de entrada a los museos y sitios patrimoniales sea, en general, la panacea para crear ocupación o garantizar la viabilidad de un equipamiento cultural. En algunos casos puede serlo, pero en otros el coste de cobrar entrada (el personal y los sistemas que se dedican a este fin) puede representar más dinero del que se ingresa por las entradas. En muchos museos, los ingresos por entradas suponen solo el 5% de su presupuesto de funcionamiento.

A parte de unos pocos sitios que atraen a muchos visitantes, la gran mayoría lo que necesitan es llegar a más gente y atraer un abanico más amplio de la sociedad (actualmente llegan a un público muy limitado, de nivel educativo y económico alto). I quieras que no, el precio no ha dejado nunca de ser una barrera, aquí y en todas partes, sea real o subjetiva. No es la única, eso está claro. Hay mucho que hacer para aumentar la accesibilidad, el atractivo y la relevancia social de los equipamientos, y para conocer, y responder, a las necesidades de usuarios y comunidades –eso es lo que realmente mejorará su viabilidad y sus perspectivas de sostenibilidad a largo plazo.


[1] Por primera vez en Raining Stones publico un post que no he escrito yo. En origen este escrito era un comentario al último post que escribí sobre el Park Güell, pero debido a los interesantes temas de debate que abre en relación al pago de entrada en instituciones patrimoniales, he creído oportuno, para darle más relevancia, proponerle a la autora publicarlo como un post. Margarida Loran tiene una sólida formación en el campo del patrimonio y una dilatada experiencia como consultora especializada en planificación estratégica y museológica orientada al proceso y desarrollo organizativo. En el campo de los museos ha realizado numerosos estudios relativos a análisis organizativos, planes de acceso y desarrollo de públicos, asesoramiento e investigaciones para instituciones museísticas.

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