La exposición «Víkings» que se puede visitar en el Museo Marítimo de Barcelona hasta el 29 de septiembre plantea una serie de cuestiones interesantes desde la óptica de la interpretación del patrimonio, empezando ya desde la misma formulación del objetivo de la exposición : presentar los rasgos que caracterizan la cultura vikinga mediante una cuidadosa selección de objetos originales (apoyados en algunos casos con reproducciones de buena calidad ) y un planteamiento donde la visión antropológica/estructuralista pesa más que la visión histórica.
En las cartelas explicativas de las piezas de la exposición es donde se nota de manera más nítida esta decisión: no hay fechas sino conceptos relativos a la cultura, la vida cotidiana, la religión, la cosmogonía , el vestido, el papel de la mujer. Sin fechas, el hilo de la historia se desvanece bajo la sombra del robusto roble del argumento cultural.
La única concesión a la cronología que hacen los comisarios de la exposición se encuentra en el primer ámbito, el que está dedicado a hablar de la Cataluña que fue contemporánea de los vikingos. La idea es que a medida que la exposición vaya itinerando este ámbito introductorio se adapte a cada país o ciudad que lo albergue. Los autores de la exposición consideran que con esta referencia a la historia local, los visitantes ya tendrán suficiente perspectiva histórica para ubicar la aventura vikinga (en catalán víking se aplica tanto al masculino como al femenino por lo tanto decimos «cultura víking» aunque nos suena extraño y caemos a menudo en el error, tal y como nos explicó Elvira Mata, subdirectora del MMB y guía excepcional de la visita).
Volviendo a la cuestión de la elección de la perspectiva cultural en lugar de la histórica (o de una combinación de ambas), creo que no se trata de una decisión caprichosa ni casual sino muy inteligente. Veamos por qué. De la misma manera que la famosa exposición sobre los íberos que organizó en 1998 la Obra Social de la Caixa estaba dedicada a situar la cultura íbera entre las grandes culturas mediterráneas de la Antigüedad Clásica, esta exposición «Víkings» tiene también un objetivo ideológico, un objetivo que va más allá del conocimiento cultural , y este objetivo es el de acabar con la leyenda negra de violencia y pillaje que ha caracterizado al pueblo vikingo desde siempre. Si en vez de contar la historia vikinga, jalonada por guerras , saqueos y violencias (pues de eso hablan los contemporáneos cuando se refieren al pueblo vikingo) se explica la cultura vikinga, que tiene muchos aspectos que van más allá de su carácter de sociedad violenta, automáticamente se está cambiando la perspectiva y , por tanto, el juicio sobre los vikingos y su estereotipo.
Y creo que la exposición logra este objetivo, pues yo salí convencido de que los vikingos de los que habla la exposición son un pueblo de navegantes y comerciantes orgullosos de su identidad marinera y de sus tradiciones y no sólo un grupo de pendencieros.

Restitución volumétrica de un barco funarario a partir de los clavos hallados durante la excavación.
La exposición incide mucho en la relación de los vikingos con el mar, por ejemplo, con la delicadeza del display donde se recrea la forma de un barco funerario a partir de los clavos encontrados en la excavación o con la minuciosidad de un interactivo que explicaba de manera muy didáctica la sorprendente cantidad de materiales necesarios para la construcción de un drakkar (si la cultura vikinga hubiera durado más tiempo no quedaría ni un solo árbol en Noruega o Dinamarca ).
Un hecho que también captó mi interés durante la visita fue el estilo de diseño de la exposición. Desde el primer momento, antes de saber de dónde venían los diseñadores, no pude evitar pensar que era diseño nórdico, alejado de nuestro estilo mediterráneo donde la concesión estética siempre pesa más que la vocación práctica. Los diseñadores de la exposición Víkings han apostado por formas estructurales osadas capaces de generar un espacio expositivo de fácil percepción. Las estructuras, de blanco inmaculado como el invierno de los fiordos, están pensadas para dotar a la exposición de una personalidad, la de los vikingos actuales, que diseñan desde la ergonomía del visitante, la facilidad del transporte y el ingenio para facilitar un montaje que podría ser extraordinariamente complicado.
El detalle humorístico final me arrancó una sonrisa: una gran maqueta de un asentamiento vikingo hecha con » cliks de Famobil » que haría las delicias de mis amigos de la Feria Clikània de Montblanc .
En resumen , una exposición impecable que nos aporta una visión diferente de los vikingos y de la que sólo tengo un pero, no hace la más mínima concesión al público infantil. No es una exposición para niños o niñas y me sorprende porque, a priori, diríase que el tema vikingo es muy atractivo para la infancia. Quizá es un tema de presupuesto, quizá es un segmento de público que no interesa o quizá forma parte de la estrategia tendente a cambiar nuestra percepción de los vikingos y que lo consideremos como un pueblo serio, más allá de los estereotipos creados por el cine y los dibujos animados .
Para terminar , quiero felicitar a los responsables del Museo Marítimo de Barcelona por haber organizado una visita guiada para bloggers en su exposición y agradecerles que me hayan invitado. Todavía son pocos los museos de nuestra ciudad que se atreven con estas iniciativas y por eso el MMB merece todo nuestro reconocimiento. Así que desde aquí los aliento a seguir este camino de relación entre museos y redes sociales, aunque a veces no sepamos cómo debemos recorrerli y otras veces no sepamos exactamente hasta dónde nos puede llevar.
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