Gala Dalí, «symbasilevousa»

Retrato de Gala “Tête à chateau”. Autor desconocido. © Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2018. Derechos de imagen de Gala y Salvador Dalí reservados. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2018.

Symbasilevousa es una palabra griega que significa «la que comparte el poder», y así se llamó a la ciudad de Tesalónica durante el Imperio Bizantino, porque compartía la capitalidad imperial con Constantinopla. Tras visitar la exposición «Gala Salvador Dalí: una habitación propia en Púbol» creo que Symbasilevousa, es el adjetivo perfecto para referirse a Ielena Dmítrievna Diakonova (Kazan, 1894 – Portlligat, 1982), más conocida como Gala.

Desde la primera vez que con 14 años recorrí boquiabierto las salas del Teatro Museo Dalí de Figueres, allá por 1976, me di cuenta de la intensa devoción que el genio ampurdanés sentía hacia la mujer con la que vivió casi toda su vida . La imagen de Gala ocupa un lugar principal en buena parte del museo de Figueres, como el fresco llamado «El Palau del Vent» o el óleo «Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece el presidente Lincoln», por citar tan sólo un par de ejemplos.

Esta primera impresión de la devoción de Dalí por Gala no paró de crecer a lo largo de los años. La alimenté con anécdotas, historias, rumores que me llegaban cuando visitaba  alguna exposición daliniana pero, sobre todo, cuando me sentaba a hablar con amistades ampurdanesas que conocían bien (o eso me parecía a mí) la obra pero también la vida de la pareja Gala – Dalí.

En el Empordà mucha gente se jactaba de conocer a Dalí  pero, sobre todo, se jactaban de saber qué pasaba en aquellas fiestas sofisticadas que se celebraban en Port-Lligat, en Púbol o en la discoteca La Rachdingue de Vilajuïga.

Salvador Dalí. Un segundo antes del despertar de un sueño provocado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada, c. 1944. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. © Salvador Dalí,
Fundació Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Barcelona,2018.

En todas las historias que se contaban de la pareja, Gala aparecía siempre como una «femme fatale» que tenía a Dalí sometido a su voluntad. Esta idea se reforzaba siempre con el tópico de que Gala, en Púbol, se entregaba a orgías sin fin con jóvenes musculados y que por este motivo Dalí le tenía que pedir permiso para visitarla.

Ingenuo como era, me creí todas estas historias sin darme cuenta de que, a pesar que se quería transmitir la idea que Gala era una mujer con un carácter y una personalidad nada comunes entre las mujeres de su tiempo, lo que se escondía realmente detrás de esa imagen frívola y dominante era una profunda misoginia y el machismo más descarnado.

Afortunadamente, el miércoles pasado pude liberarme de los tópicos sobre Gala. Tuve la suerte de que el Equipo Digital del MNAC me invitara a un «Encuentro de prescriptores 2.0» que consistía en una visita a la exposición «Gala Salvador Dalí: una habitación propia en Púbol» conducida por el director del museo, Pepe Serra.

Eric Schaal. Salvador Dalí i Gala trabajando en el proyecto “Sueño de venus”, 1939. Eric Schaal. © Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2018. Derechos de imagen de Gala y Salvador Dalí reservados. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2018.

Gracias a la exposición y a las explicaciones y comentarios hechos durante la visita, ahora sé, que Gala no era sólo una mujer de carácter que servía de fuente de inspiración a Dalí sino que Gala fue en realidad una verdadera artista. La exposición, que se podrá ver en el MNAC hasta el 14 de octubre, propone una nueva mirada sobre la figura de Gala Dalí, a partir de un hilo conductor muy claro, sustentado en una investigación rigurosa; a partir de una puesta en escena sencilla y sofisticada al mismo tiempo (la relación entre cartelas y obras expuestas me pareció deliciosa); a partir de una selección de fotografías que nos presenta la cara pública de Gala a lo largo de su vida; y, finalmente, a partir de una selección de obra de Dalí y otros artistas donde principalmente Gala es la protagonista.

Pilar DM @eldadodelarte practicando el empoderamiento en las redes sociales.

A pesar de que la obra de Salvador Dalí está muy presente a lo largo de toda la exposición, lo cierto es que tanto el guión de la comisaria Estrella de Diego, como el diseño de Anna Alcubierre, han conseguido que la exposición no fuera una alabanza «daliniana» de Gala, sino, al contrario, nos ofrecen un relato preciso que proporciona, si se me permite la expresión, una visión «galaniana» de la obra de Dalí y también de Éluard y, sobre todo, nos permite tomar conciencia de la participación activa de Gala en el proceso creativo, participación que Dalí reconoció acompañando su firma con el nombre de Gala y que hoy en día es reconocida en el nombre de la Fundación Gala y Salvador Dalí.

Yo soy de los que piensa que los museos, sean de prehistoria, de ciencias naturales o de arte, deben hablar siempre del presente y deben ser espacios de encuentro y de debate sobre los desafíos contemporáneos. La lucha por la igualdad de derechos y de trato de las mujeres posiblemente sea uno de los debates y de las luchas más necesarias actualmente a escala planetaria.

Con esta exposición el MNAC se sitúa ciertamente dentro de este debate pero si, además, nos fijamos en la forma en que está hecha esta exposición, que trata de una mujer, la ha escrito una mujer y la ha diseñado una mujer, es fácil llegar a la conclusión de que «Gala Salvador Dalí: una habitación propia en Púbol» es toda una declaración de intenciones, una apuesta nítida del MNAC en favor de «el empoderamiento (empowerment)» de las mujeres.el empoderamiento

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