El Park Güell ¿patrimonio mundial o caos monumental?

Manel Miró

El pasado miércoles 28 de marzo de 2012, me pasé toda la mañana en el Park Güell acompañado de unos amigos. Mientras paseábamos no pude evitar observar el comportamiento de los visitantes y en fijarme en cómo estaba organizada la gestión de la visita al parque, mejor dicho, en cómo no estaba organizada esa visita. Lo que vi me pareció digno de dedicarle un post en Raining Stones.

Aquéllos que hayan asistido a mis clases de interpretación del patrimonio  posiblemente me habrán oído contar un paseo que realicé por la Acrópolis el año 2000. Ese paseo lo he utilizado a menudo para ilustrar la “tradición mediterránea” de gestión de sitios patrimoniales y compararla con la «tradición anglosajona». En contraposición a la tradición anglosajona, la mediterránea se caracteriza por una ausencia casi total de preocupación hacia los visitantes o, dicho de otra manera, por la falta de una organización pensada para facilitar que la visita a un sitio histórico, un yacimiento o un monumento sea una experiencia satisfactoria para la persona que la realiza. El proverbial individualismo de la “gente del sur” nos ha llevado a fomentar en los monumentos la autogestión de la visita mientras, al mismo tiempo, el subconsciente autoritario que en su tiempo alimentó las dictaduras hoy nos empuja con más facilidad a prohibir que a explicar el porqué de las cosas.

Pero después de mi visita del miércoles he tomado la decisión de dejar de usar la Acrópolis como ejemplo y empezar a utilizar el Park Güell porque, además de que mi querida Atenas ya tiene bastante con la que le está cayendo con la crisis, lo mismo que la Acrópolis del año 2000, el Park Güell del año 2012 no tiene una gestión acorde a su pertenencia a la lista de bienes del Patrimonio Mundial de la UNESCO sino que es un paradigma, mal que nos pese, de lo que en catalán llamamos “campi qui pugui” y que en español podríamos traducir como “ancha es Castilla”.

Donde quizá mejor se evidencia este desgobierno del Park Güell es en la sufrida salamandra que se ha convertido en el asiento ideal para la perfecta “fotografía souvenir”.

¿Qué diríamos si esta visitante en lugar de estar sentada sobre la salamandra del Park Güell la viéramos montada en el caballo del Caballero Rampin en el Museo de la Acrópolis? Seguramente nos parecería un escándalo. En cambio en el Park Güell el mismo gesto es una broma divertida. Fue triste ver como el cuidador del parque se sentía impotente ante la situación, tal era la avalancha de visitantes que el cuidador de vez en cuando se acercaba a la escalinata para recriminar a los visitantes que se subían a la salamandra, pero apenas se daba la vuelta, el lomo de la salamandra volvía a ser ocupado por otra persona. En la misma línea, pudimos también observar que en el recinto del parque los policías municipales y los vendedores ambulantes se pasan el día jugando al gato y el ratón.

Ante estas evidencias sería fácil caer en la demagogia de que el turismo es pernicioso para el Park Güell, pero no debemos caer en esa trampa. No son los turistas que se suben a la salamandra los principales culpables del evidente deterioro del parque. Tampoco lo son los cuidadores del parque que tienen que luchar a diario con esta situación de saturación y descontrol. La responsabilidad principal recae en la gestión actual del parque que no ha sabido resolver cómo organizar la avalancha de personas que diariamente lo visitan y la principal causa del caos que vive a diario el Park Güell probablemente radica en el desajuste que se produce entre su consideración de parque público y su realidad de jardín-monumento visitable.

Detengámonos un momento en los datos. Según un estudio reciente, el Park Güell es visitado diariamente por más de 25.000 personas, lo que da una cifra anual de visitantes superior a los 9 millones[1].

Estos visitantes se dividen en dos grandes grupos. Por un lado están los vecinos de Barcelona, especialmente los que residen en los aledaños del parque, que lo utilizan para pasear, hacer deporte o como zona de paso. Por otro lado están los turistas, en un sentido genérico, que lo visitan porque el Park Güell se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, un lugar de visita obligada para el turista de Barcelona.

Seguramente los factores que han hecho del Park Güell un lugar tan frecuentado son numerosos pero hay dos de especialmente relevantes. Uno es la figura de Antoni Gaudí, otro es la declaración del Park Güell como Patrimonio Mundial.

La consideración del Park Güell como parque urbano ha influido de manera decisiva en que su gestión sea radicalmente distinta a la de las otras obras barcelonesas de Gaudí. El Park Güell no es un monumento cerrado al que se accede previo pago de una entrada sino que el acceso es libre y gratuito dentro del horario de apertura, hecho que también ha favorecido la muy alta frecuentación del parque.

Esta gran afluencia de visitantes y la ausencia de una gestión del recinto como conjunto monumental visitable han provocado problemas de conservación[2]. Hay constancia de numerosos actos de vandalismo que van desde arrancar una planta o levantar un trozo de cerámica del banco de la plaza hasta hacer rodar una de las grandes bolas de piedra que decoran los caminos por la escalinata de la entrada para hacerla impactar sobre la figura de la popular salamandra.

Pero el aspecto en el que se hace más evidente que el Park Güell no se gestiona como un conjunto monumental es la ausencia de una estrategia de interpretación del recinto. Es cierto que en la entrada del parque, en el antiguo pabellón del guarda, hay un Centro de Interpretación del Park Güell con unos contenidos muy interesantes.

Pero que haya un centro de interpretación no significa que haya una estrategia de interpretación. De hecho, el centro de interpretación pasa desapercibido para la mayoría de visitantes y su existencia no aporta nada a la ordenación de la visita del parque, algo que se le debe exigir a un centro de interpretación.

La falta de una gestión del Park Güell como Monumento del Patrimonio Mundial es debida principalmente a que la gestión actual del Park Güell considera que su principal misión es el mantenimiento y el cuidado del parque como si se tratara de un jardín más de Barcelona. Desconozco si se ha planteado alguna vez la redacción de un plan de interpretación del Park Güell. El único debate que de tanto en tanto aparece en los medios de comunicación es si se debe hacer pagar o no una entrada cuando, de hecho, dentro del Park ya se pagan dos entradas, una para visitar el Centro de Interpretación y otra para visitar la Casa Museo de Gaudí. Que no exista una entrada conjunta para ambos espacios me pareció, como mínimo, sorprendente. La explicación de esta ausencia posiblemente se deba a que pertenecen a instituciones distintas y en nuestro país, muy a menudo, la propiedad está por encima del sentido común.

Y ya que hemos mencionado la Casa Museo de Gaudí aprovecharé para detenerme un momento en ella. Se llama Casa Museo pero debería llamarse Museo de Gaudí y del Modernismo porque este equipamiento está lejos de ser una casa museo. Todavía me pregunto qué hacen, en el que debió ser el modesto comedor de Gaudí, los muebles del comedor de la lujosa Casa Batlló. Además de que son unos muebles de un tamaño totalmente desproporcionado para aquella sala, su presencia choca con la idea que uno tiene del estilo de vida de Gaudí. Y por mucho que se explica en la sala, estoy convencido que una mayoría de visitantes acaba pensando que ése era el comedor de Gaudí y no el de la casa Batlló.

Pero el desatino no acaba ahí, en una sala contigua al comedor se exhiben unos muebles que provienen de la Casa Calvet cuyo aspecto barroco, lujoso y exótico hubieran hecho las delicias del genial Salvador Dalí pero que es difícil imaginar en la casa del austero Gaudí.

Cito a Dalí también porque al acceder al piso superior se puede ver un elemento colgado del techo que recuerda al Teatro Museo Dalí de Figueres y que desconozco si fue puesto por Gaudí o por los creadores del actual museo.

En el distribuidor del primer piso sigue la tónica de la planta baja de mostrar lujosos muebles modernistas procedentes de otras casas y que, una vez más, contrastan con la fama de austeridad de Gaudí. En la galería encontramos un conjunto de maquetas que ilustran algunos aspectos de la arquitectura gaudiniana como las superficies regladas o el uso de paraboloides. A su lado un busto del escultor Josep Maria Subirachs, al otro lado una maqueta de las Escuelas de la Sagrada Familia y detrás una pieza de la Sagrada Familia.

En este piso se encuentra la habitación en la que dormía Gaudí: una cama, una mesita de noche, un crucifijo sobre un reclinatorio para las oraciones, un armario para la ropa y un busto de Gaudí elaborado a partir de la máscara mortuoria que se conserva en el Museo Comarcal Salvador Vilaseca de Reus. A pesar de la frialdad de la museografía, esta habitación es el único espacio de todo el edificio que ejerce realmente de Casa Museo.

La Casa Museo de Gaudí en el Park Güell debería ser objeto de una reflexión que diera paso a una intervención tendente a convertirla en una verdadera Casa Museo, un espacio de tipo más evocador cuyo tema central fuera la vida de Gaudí en el Park Güell, su cotidiano, la relación con su familia, su sobrina Rosita y su padre, con los que vivió en la casa, su pensamiento religioso, social, político, su austeridad o su idea de la higiene. No hay un lugar mejor en el mundo para dedicarlo a explicar la vida de Gaudí que la única casa que se conserva intacta de todas en las que vivió, en cambio hay muchos lugares en los que se podrían exponer los muebles modernistas que hoy decoran la Casa Museo.

La masificación del Park Güell, el desorden que generan miles de visitantes moviéndose de forma caótica, la polución acústica de guías que llevan micrófono para ser escuchados por su grupo, el riesgo de accidente en el calvario por la acumulación de personas al pie de las cruces, las aglomeraciones generadas por las esculturas humanas o los músicos, las persecuciones entre policías y vendedores, son factores que no ayudan a construir la imagen de una urbe moderna y civilizada que tanto se afanan, nos afanamos, en proyectar de Barcelona.

Los responsables del Park Güell deberían cambiar la percepción de parque urbano que tienen a día de hoy y empezar a considerarlo como un conjunto monumental que necesita urgentemente de un plan de interpretación en el que se defina una estrategia cuyo principal objetivo sea facilitar a los visitantes instrumentos que les permitan mirar más allá de lo evidente y proporcionarles una experiencia de visita placentera y de conocimiento. Este nuevo tipo de experiencia redundaría en una mayor estima hacia el parque y, por tanto, en una mejora sustancial de su conservación, siguiendo la lógica de Tilden, through interpretation, understanding; through understanding, appreciation; through appreciation, protection[3].


[1] Casals, V., Bouza, J. Tapia, M.: Estudi dels fluxos de visitants i de la capacitat de càrrega turística del Park Güell. Estudi per l’Institut Municipal de Parcs i Jardins (Àrea de Medi Ambient de l’Ajuntament de Barcelona). Barcelona, 2010.

[3] Tilden, F. Interpreting our Heritage. University of North Carolina Press, North Carolina. 1957

10 comentarios en “El Park Güell ¿patrimonio mundial o caos monumental?

  1. Supongo que a partir de ahora en lugar de asistir al parque para disfrutar del propio parque en sí (todavía no he estado), habrá que acudir a modo de antropólogo para estudiar las masas humanas en sus lugares de ocio inducido por vete-a-saber-qué. Tengo pensado acudir este jueves 25 a primerísima hora, a ver que pasa!

    Me gusta

  2. Pingback: Cuando la iniciativa privada hace el trabajo: Gaudí Experiència «

  3. Me parece muy acertada tu visión del dia a dia del Park Güell, tienes toda la razón el pobre señor Juli no puede controlar a todo el mundo.
    La casa museo Gaudí la gestiona la Sagrada Família, se la dieron la Asociación de amigos de Gaudí que eran los propietarios. Y la casa del guarda la gestiona el museo de historia de Barcelona (el de la plaça del rei).
    Segun estos artículos del decreto 5/1998 en el parque güell se tendria que seguir esta normativa para «gestionar» las visitas con guias.
    Pués hace 11 años que soy guia oficial y solo una vez me han pedido que mostrara mi habilitación.

    Article 2
    Habilitació de l’activitat
    Les activitats de guia de turisme que es desenvolupen en
    visites als recintes de museus, de monuments i de conjunts
    històrics fixats a l’article 3 del present Decret estan
    subjectes a una habilitació administrativa prèvia atorgada
    pel Departament d’Indústria, Comerç i Turisme, i el seu
    exercici queda atribuït exclusivament a les persones
    habilitades.
    No estan obligades a disposar de l’habilitació de guia de
    turisme:
    a) Les persones que es dediquen a l’ensenyament quan de
    manera ocasional acompanyen alumnes als recintes de museus,
    de monuments i de conjunts històrics establerts a l’article
    3 del present Decret.
    b) El personal al servei de l’Administració quan en les
    visites institucionals, de manera ocasional acompanyen
    visitants als recintes de museus, de monuments i de conjunts
    històrics establerts a l’article 3 del present Decret.
    c) El personal empleat i els serveis pedagògics de museus,
    monuments i conjunts històrics que en faciliten informació.
    Les persones especificades en els apartats a) i b) no poden
    percebre cap retribució específica per aquests serveis.
    Article 3
    Àmbit de l’habilitació
    Els monuments i els conjunts històrics en els recintes dels
    quals és imprescindible disposar de l’habilitació són els
    declarats béns culturals d’interès nacional pel Departament
    de Cultura.
    Els museus en els recintes dels quals és imprescindible
    disposar de l’habilitació són els inscrits en el Registre de
    museus de Catalunya, depenent del Departament de Cultura.

    Yo llamo a la guardia urbana cada vez que veo a más de 10 vendedores ambulantes, pido a los músicos que paren, así no tengo que usar el microfono, riño a todos los que andan subiendose a los lugares mas raros que te puedas imaginar, etc, etc, etc
    Los guias de turismo estamos decepcionados, hastiados, desamparados, desprotegidos, solos batallando contra ladrones, intrusos que trabajan solo por una propina, vendedores de cualquier cosa… nos duele ver como uno de los lugares mas màgicos de la ciudad se està degradando a pasos agigantados.
    Y hacer pagar una entrada no creo que sea la solución. Sin músicos, sin vendedores, sin grupos sin guia oficial el ruido que puedan hacer los visitantes baja bastantes decibelios.

    Me gusta

    • Muchas gracias por tu comentario Begoña y también por la información que nos aportas. Debatir sobre el tema de cobrar o no una entrada creo que es contraproducente en estos momentos ya que tiene mucho morbo y hace que se desvíe la atención de lo esencial a lo tangencial.

      Me gusta

    • Desde la Asociación de Musicos del Park Güell, vemos todos los días como los guías turisticos hacen su trabajo sin problemas, con o sin permiso, con hordas de 30 personas o pequeñas familias, y nos alegra que puedan ganarse la vida contando siempre lo mismo sobre la obra de Gaudí. Muchos guias suelen ser educados y saludar, y los musicos paramos o bajamos la intensidad para que puedan hablar. El Parque es un lugar turistico porque es una atraccion internacional, y por eso mismo es una fuente de trabajo. Barcelona tiene un gran marketing turistico, a pesar de ofrecer pocas cosas y de cuidar muy poco su valor agregado. Hoy, año 2018. El parque privatizado, hay mas vendedores que nunca, mas guías, y la guardia urbana ante la verguenza de multar y echar musicos opera de secreta, sin que nadie, lo note, vestidos de paisano, se dedican exclusivamente a musicos y vendedores. Yo personalmente, desde hace 7 años, nunca vi un guardia urbano agarrar un carterista en el park guell.

      Me gusta

  4. Muy buenas las apreciaciones.
    No termina de quedarme claro si la propuesta de cambiar el concepto de parque público por el de monumento implica dejar de lado el funcionamiento como parque publico. A mí me parece una idea muy buena que funcione como parque publico, aunque los problemas que mencionas son ciertamente preocupantes (tanto desde el punto de vista de conservación como de interpretacion). Yo amo visitarlo cada vez que puedo aunque sólo sea para ir a jugar con mi hija en el sector de juegos infantiles y de paso recrear la vista y el alma con la belleza de la obra de Gaudí, y a pesar de sentir que me lo conozco de memoria, descubrir nuevos rincones cada vez…
    Entiendo que la función como parque publico es compatible con un plan de interpretación, aunque no sé hasta que punto con la conservación. Lamentablemente muchas veces se asocia una mejor conservación con una menor afluencia de publico, pago de entrada o más vigilancia, aunque yo creo que ninguna de las cosas termina de solucionar los problemas de fondo. Por otro lado creo que la mayoria de episodios de vandalismo son en horas en que el parque esta cerrado, por lo que son un tema de seguridad más que de gestion cultural. No están relacionados con el funcionamiento del parque-monumento en sí.
    Para mí si el parque pertenece al ayuntamiento, es lógico que sea gestionado de manera que pueda ser aprovechado por todos los barceloneses, y no como un negocio que busque rentabilidad economica basándose en el turismo (no digo que esto sea lo que tu planteas), y creo que esa es la intención detrás del funcionamiento como parque publico, pero está claro que si se permite su deterioro o destrucción le estaremos quitando a los barceloneses la posibilidad de disfrutarlo.
    Es un tema interesante de plantear, discutir y sobre todo resolver.

    Me gusta

    • Muchas gracias por tu comentario entbeard77. La idea de cambiar el concepto de parque público por el de conjunto monumental no implica que la función de parque público deba desaparecer. La idea que trato de defender es que el Park Güell no puede ser tratado como un simple parque público de Barcelona porque no hay ningún parque de Barcelona que reciba 9.000.000 millones de visitantes. Dado que el sitio está declarado Patrimonio Mundial y que buena parte de sus atractivos son las construcciones ideadas por Gaudí creo que debería ser considerado como un conjunto monumental y, en ese sentido, que la gestión del Park Güell debería de dejar de concernir sólo o principalmente al área de Parques y Jardines del Ayuntamiento. Creo que el Park Güell debería estar gestionado por un equipo profesional especializado en gestión del patrimonio cultural y que estuviera dedicado a ello exclusivamente ya que el Park tiene un número de visitantes lo suficientemente alto como para garantizar la viabilidad de ese equipo de gestión.

      La masificación del Park Güell es tan exagerada que creo que es imprescindible un plan de gestión que, tras una reflexión profunda hecha de manera participativa, resuelva de manera eficaz, entre otras, las siguientes cuestiones: ¿Cómo hacer compatible el uso ciudadano con el uso turístico? ¿Hay que establecer unas áreas de acceso restringido y otras de libre acceso? ¿Cómo se consigue motivar a los turistas para que su visita sea respetuosa con el Park? ¿Cómo se hace llegar a los visitantes las ideas y los valores de fraternidad y filantropía que intentaron plasmar en el Park Güell sus dos principales creadores (Güell y Gaudí)? ¿Cómo se consigue crear nuevos puestos de trabajo gracias a una mejora sustancial en la calidad del servicio que se ofrezca a los visitantes? ¿Cómo se deben ordenar los flujos de visitantes para que el Park no sufra estrés y los visitantes se sientan cómodos? (En Stonehenge en 1992 ya se realizó un estudio en este sentido: Paulette McManus, 1992. Preferred Pedestrian Flow:A tool for designing optimum interpretive conditions and visitor pressure management se puede encontrar en: http://www.jcu.edu.au/business/public/groups/everyone/documents/journal_article/jcudev_012656.pdf).

      Yo soy un asiduo visitante del Park Güell. Suelo ir andando desde mi casa a primera hora de la mañana los fines de semana y, de esta manera, me libro de las aglomeraciones. Como barcelonés me gusta la idea de que el Park Güell sea un parque público y me parece hermoso que los ciudadanos de Barcelona, con nuestros impuestos, nos ocupemos de mantenerlo abierto y lo ofrezcamos gratuitamente al resto de la Humanidad. La cuestión es si es imprescindible que sea así o si nos lo podemos permitir. Quizá no es descabellado pensar que los ciudadanos de Barcelona deben poder disfrutar el Park Güell como uno más de sus parques y que, al mismo tiempo, los turistas deban pagar los costes que supone tener una organización dedicada a la gestión del Park para que su visita sea más satisfactoria de lo que ahora es.

      Me gusta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.